Descubrimos que es posible conectar los museos con las personas y aprender a verlos como lugares de aprendizaje.

Cuando se une el entusiasmo y la capacidad, surge la magia. El entusiasmo de las coordinadoras del curso El arte como recurso educativo y su capacidad para reunir lo mejor en formación sobre creatividad y arte; un puzzle cuyas piezas encajaban a la perfección.

Para nosotras supuso un gran viaje y no sólo por la distancia que separa nuestra isla, Tenerife, de La Coruña, sino un viaje desde la distancia de la admiración, a la cercanía del conocimiento. Descubrimos que es posible conectar los museos con las personas y grupos (asociaciones, educación, grupos de educación no formal...) y aprendimos a verlos como lugares de aprendizaje, espacios para trabajar y crear redes.

Intentar condensar lo ocurrido durante esa semana en estas líneas es tarea difícil. Las mayoría de las veces estábamos embriagadas por las emociones y el vértigo ante esa nueva ventana que se nos abría, pero intentaremos hacer un recorrido por esas “piezas” que se ajustaban perfectamente para mostrarnos que el arte es mucho más que un cuadro y que puede entrar en las aulas.

Beatriz Sánchez, con sus Proyectos compartidos, nos abrió las puertas al diseño de actividades, a repensar los espacios (físico, de pensamiento) y la narrativa (todos contamos).

De Enrique Pérez y Fernando Paniagua aprendimos que las palabras tienen mucha importancia para definir y que la mejor propuesta es empezar por la mirada. Trabajar la escritura, las emociones, la literatura, las matemáticas, la plástica...que crean ellos con las obras.

Nunca imaginamos que la basura pudiera convertirse en creaciones admirables y, sí, Basurama con Algo rápido y divertido, nos lo mostró.

Inés Fernández y su propuesta de actividades inclusivas (Bisagras artísticas). Imaginando otro mundo, otras formas de habitarlo. Creatividad, diversidad, colaboración, espacios de investigación (Anna Sala). Encarna y Cristina nos hablaron de El Arte en Red - Musapalabra. Comunidad AD+ con Ana Pérez.

Y para completar la visión global del arte, compartimos la experiencia con Patricia y Jesús, miembros de La Escuela de Oficios Electrosonoros. Nos hicieron ver que nos hemos olvidado de reconocernos, de escuchar nuestro cuerpo, de crear espacios en movimiento, de SER para HACER partiendo de cada uno.

Y como para pintar necesitamos... pinturas, aprendimos a elaborar tintes naturales con Estela e Isabel (La botánica es color).

Había que poner un broche final al curso y ahí estaban Rosario y Teresa. Consiguieron que nuestro cuerpo comunicase a pesar del sentido del ridículo que nos limita a muchos adultos.

Queremos compartir esta experiencia porque este curso ha logrado que cambiemos nuestra forma de entender y acercarnos a los museos y al arte que contienen. Hemos pasado de simples visitantes a habitantes de los mismos.

Hemos vuelto con nuestros alumnos/as un museo y hemos disfrutado de las obras que se exponen, pero también hemos conseguido que nos relacionemos con ellas “de tú a tú”: sentirse partícipe de lo que allí ocurre y llevar por ese camino a tu alumnado; todo ha sido posible gracias a las coordinadoras, por su cercanía y excelente trabajo. Deseamos volver a realizar un curso de estas características. Iremos allí donde haga falta.

Desde Tenerife, Maritza, Clara y Herminia.

Fecha de publicación:
17 de Diciembre de 2018
Imagen
Herminia Almeida Lozano
Información sobre el autor:
Maestra de primaria en Tenerife.

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