¿Quiénes y cómo son los públicos que visitan los museos? ¿Qué buscan? ¿Cuál es el papel de las instituciones museísticas en las sociedades actuales? ¿Son las nuevas catedrales contemporáneas? O por el contrario, ¿se han visto superadas por otros focos de "producción" cultural? 

Frente a la concepción más tradicional de los museos, en los últimos años se han producido numerosos cambios, determinados por lo que se ha venido denominando socialización de los museos. La apuesta por un museo social ha implicado una profunda imbricación con el territorio que lo acoge, una mayor permeabilidad hacia los cambios y disponibilidad absoluta para la conversación-comunicación. Por ello, como nunca antes y debido a las tendencias globalizadoras, los museos se han visto obligados a repensarse en función de las transformaciones sociodemográficas, culturales, tecnológicas, económicas y, en consecuencia, educativas de las sociedades actuales, influyendo, por tanto, en su propia percepción y en la concepción de la realidad. El fenómeno ha dado lugar a espacios más inclusivos y flexibles, basados en la exploración creativa, en los procesos de co-aprendizaje y en la búsqueda de usuarios participativos y asiduos al espacio museístico.

Estamos viviendo un período de profundo cambio en las sociedades occidentales, apuntaladas por el auge de los nuevos medios y una economía de la información globalmente interconectada. (Graham Black en Transforming Museums in the Twenty-First Century , 2012)

Posiblemente, la apertura de los museos hacia nuevos públicos y formas de participación se alimentó de la crisis de los sistemas de enseñanza de los años cincuenta. Dicha crisis determinó la necesidad de emprender nuevas iniciativas educativas fuera de las escuelas, amparando, en consecuencia, la aparición de “otras” líneas de aprendizaje que complementaran los procesos de enseñanza formales. Ello cristalizó, ya en los años sesenta, en la aparición de los primeros museos y exposiciones de marcado carácter didáctico -en 1960 nace el Museo del Caracol como un espacio pedagógico que a través de dioramas y maquetas reflexiona sobre la historia de México y, en 1969, el Metropolitan Museum of Art realiza la exposición Harlem on My Mind, abriéndose un encendido debate entre dos concepciones de museo: museo como torre de marfil / museo abierto a la sociedad-.

Harlem on My Mind es una discusión. Una confrontación. Es la educación. Es diálogo. Hoy tenemos que mejorar estas cosas. Hoy existe una brecha cada vez mayor entre las personas, y en particular entre negros y blancos. Y esto a pesar de los esfuerzos por hacer lo contrario. Hay poca comunicación. La exposición Harlem on My Mind va a cambiar eso. (Thomas Hoving)

RECORDANDO -otro salto en el tiempo-... La apertura del Centro Nacional de Arte y Cultura Georges Pompidou (París), en 1977, puso en marcha un nueva visión experiencial de la visita al museo o, mejor dicho, una resignificación del proyecto museístico como lugar para la inclusión urbana. El objetivo era atraer un público heterogéneo. Por primera vez se podía acudir a un espacio expositivo y, sin adentrarnos en sus salas, ir al cine, al teatro, participar en cursos de formación o simplemente establecer la plaza del Centro como punto de encuentro. Su éxito fue inmediato. Pero, aparejado a ello, surgieron numerosas críticas -cabe destacar la realizada por el filósofo Jean Baudrillard, que a través de su obra L'effet Beaubourg: Implosion et dissuasion (1983) afirmaba que el Centro pasaría a ser "una carcasa al servicio de flujos y conexiones superficiales"-. Sea como fuere el Pompidou se convirtió en referente para muchas instituciones, debido al reforzamiento y evolución de la cultura de masas y la influencia de los medios de comunicación, que ayudaron a erosionar la actitud reverencial que la gente solía tener hacia los museos. 

¿Modelos como el del Centro Pompidou son los buscados por el público? ¿Cómo son los visitantes de los museos? ¿Por qué la gente va a los museos? ¿Qué tipo de iniciativas y fórmulas de participación han funcionado? ¿Cuáles son las causas del éxito y del fracaso? ¿Cómo convivir con diferentes versiones y visiones de museo? ¿Existen recetas predefinidas? ¿Ha muerto el museo y se ha reinventado la noción de centro cultural? ¿Se ha perdido el valor pedagógico de los museos?  ¿Los museos puede llegar a perder su identidad? Jean Clair, en su obra Malestar en el Museo (2011), pone especial énfasis en esta cuestión cuando describe cómo las instituciones museales han perdido su misión de baluartes de la cultura, convirtiéndose en parques temáticos para el entretenimiento de una sociedad ociosa y ávida de estímulos permanentes. Clair, ejemplifica el estado de la cuestión con el modelo de subsedes implantadas por algunos museos. Las críticas a la expansión de determinadas marcas-museos son numerosas, y aunque no es objeto de este artículo la valoración de políticas culturales actuales, algunos especialistas han señalado la influencia nociva de los movimientos turísticos en la acción y función de museos y centros de arte -es el caso de Claude Fourteau, ex responsable de actividades públicas del Museo del Louvre, que se pregunta, en una conferencia titulada Le tourisme et les institutions culturelles (2006), si el turismo de masas no alejó la gratuidad de acceso y por tanto de conocimiento de los bienes culturales para un un amplio espectro de la población-.

Fecha de publicación:
22 de Mayo de 2016
Imagen
Salvador Martín Moya
Información sobre el autor:

Educador

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