18 de mayo, Día Internacional de los Museos, entrada gratuita.

Cuántos recursos hay en alguna de las carpetas de nuestros ordenadores o en apuntes de un cuaderno en nuestro cajón que siguen cogiendo polvo...

Desde Musaraña siempre nos han animado a subir recursos a la plataforma. “No hay recurso pequeño”, nos han dicho hasta el cansancio, pero la evidencia es que por una razón o por otra, este mensaje no ha tenido la respuesta que se merece. El banco de recursos de Musaraña es rico, abundante, hay más de cien. Son muchos. Pero ¿cuántos hay en alguna de las carpetas de nuestros ordenadores o en apuntes de un cuaderno que está cogiendo polvo porque les falta ese rato de sentarse a terminarlo? Y a veces, no se suben porque existe el miedo a no estar a la altura del nivel de los recursos que ya están en la plataforma y se produce una especie de miedo escénico. 

Cómo superar la sonoridad de Raúl, la rigurosidad de Norberto, la explosión de Sara, la genialidad de Ana Pérez-Nieto, la sensibilidad de Nerea, la generosidad de Fernando o la pasión de Aroa. Todo lo que hacemos es interesante y merece su hueco en la plataforma. Y de nuevo se nos olvida el mensaje “no hay recurso pequeño”. Entonces… ¿por qué no ponerse manos a la obra? Sacar del cajón desastre todas esas experiencias. Yo me lo he puesto como propósito de esta primavera y he buscado una motivación personal para conseguirlo. 

La carta de platos de los restaurantes se divide por especialidades. Están los grandes platos de laboriosas elaboraciones, con productos selectos y que requieren más tiempo y dedicación. Son muy espectaculares, pero también están los “entrantes” o los de “para picar y compartir”. Esos requieren menos elaboración, quizás son más sencillos, pero igualmente deliciosos. Estos platos preparan nuestro paladar, activan nuestro cerebro, producen serotonina, nos hacen felices. Y siguiendo con el símil gastronómico, también están las improvisaciones. Esas que surgen cuando abres el frigorífico y echas un vistazo. Con dos cositas de aquí y allá, preparas un gran plato. Normalmente, estos platos no se escriben en el libro de recetas familiar porque piensas que no lo merecen. Pero, ¿cuántas veces, al pasar el tiempo, alguien recuerda lo rico que fue y te das cuenta de que no lo puedes repetir porque no recuerdas cómo lo hiciste? En el día a día, en nuestras clases, hacemos estupendas improvisaciones y se quedan ahí. Momentos mágicos en los que algún cuadro de la colección del museo es el ingrediente principal y se quedan ahí. Y otra vez, se nos vuelve a olvidar el mensaje: “no hay recurso pequeño”. 

¡Hagamos un recetario! ¡Escribamos nuestra carta de platos! Saquemos de las carpetas nuestras anotaciones, fotos, dibujos y escribamos nuestro libro de recetas. Y que cada uno escriba su especialidad teniendo en cuenta que, no existe receta pequeña ni menos importante. Y así, plato a plato, recurso a recurso… 

“Recetario Musaraña”. Yo creo que suena bien. 

P.D. Escrito al principio de la primavera de 2019 y rescatado recientemente. Sigo teniendo el cajón desastre, analógico y digital. Algo habrá que hacer... Respecto a las personas, comentar que en estos cinco años, la comunidad Musaraña ha aumentado considerablemente. Cada una está aportando un gran ingrediente: profesionalidad, ilusión, atrevimiento, complicidad, fantasía, compromiso, aprendizaje, integración, pensamiento, empatía, reflexión, motivación, ingenio… y muchos más. Admiro cada una de ellas.

Fecha de publicación:
2 de Abril de 2024
Imagen
Ana Salado de la Torre

Comentarios

Debes estar registrado para poder realizar comentarios

Inicia sesión ¡Regístrate!