1 de mayo: museo cerrado.

Hace casi 20 días desde que Clara Harguindey comenzó su proyecto “Intersticios”, seleccionado para la beca “Habitar para transformar”, que tiene como objetivo apoyar y dar visibilidad a los procesos de creación contemporánera y forma parte de una de las líneas de acción de EducaThyssen en el contexto de su exposición “Lección de arte”.

Mezclando ambiciones y presiones, me resulta complejo sintetizar las ideas que quiero que articulen este texto. Es el primero de varios que se sucederán semanalmente en este rincón virtual, que ahora es cuarto propio. Mi proyecto “Intersticios” fue seleccionado en la convocatoria de becas “Habitar para transformar” hace algo así como un mes. Desde entonces “habito” en la Casa Velázquez, una institución cultural francesa dedicada a estudios sobre España, que beca a investigadores y a artistas. Aquí mi habitación no es una habitación sino una “chambre” y cuando atraviesas las puertas automatizadas (tiene un punto de castillo encantado) escuchas “ça va!” o “bonjour” antes que hola.

Estos detalles, que a priori pueden resultar insignificantes, no lo son. No lo son para mí. Hace veinte días que estoy aquí, hace más de un mes que presenté el proyecto “Intersticios”. Visibilizar el proceso de su creación es visibilizar mi evolución con él y sobre él. Su evolución conmigo. La validez de los textos que siguen (entiendo que el justificativo “personal” resulta insuficiente) dependerá no solo del registro documental, sino de mi esfuerzo por enfrentarme a este proceso de una forma crítica, autocrítica, honesta y antidogmática. De este modo, creo que en este primer post debo compartiros lo que la Clara de hace un mes anhelaba hacer, y en los siguientes textos os compartiré las dudas, las extrañezas, las nuevas inspiraciones que han contaminado/evolucionado el proyecto.

¿Era Foucault quien hablaba de la verticalidad de los avatares históricos y la horizontalidad del contexto social y su influencia sobre nosotros? Leyendo “Primavera Sombría” de Unica Zürn encontré una alusión a lo vertical y a lo horizontal, cuando la niña que protagoniza el relato mira la cruz que dibuja el marco de la ventana de su habitación. Para ella, una de las líneas representa a los hombres y la otra las mujeres, y lo que pasa en la intersección entre ambas “es un misterio (ella no sabe nada del amor)”. Repensar el museo como creadora, lo que significa su herencia histórica y su papel en contexto actual como institución, me invita a ocupar esa intersección entre arte y educación. Reflexionar creando, crear reflexionando. Lo que podemos hacer para cambiar al museo y lo que el museo puede hacer para cambiarnos a nosotros ¿es un misterio? ¿qué saben los museos del amor?

Si lo es, es ese el misterio que procuraré desentrañar en este espacio. La creación artística me parece el medio donde combinar las horizontalidades y verticalidades. El arte es el paisaje predilecto para el pensamiento rizomático, divergente, para lo no categórico, para las categorías intermedias. Es desde ahí donde se puede transformar, buscar nuevas utopías, reivindicar lo personal, crear “un mundo nuestro”, generar tejidos habitables, mutables, íntimos y colectivos. El arte siempre apunta al infinito, supera lo inmediato y lo dado. Inventa futuros. Usaré este medio para compartir intuiciones, habitaré el museo para transformarlo; para cambiar sus lógicas, sus espacios y a sus visitantes.

Crearé una nube virtual a la que todos los visitantes del museo puedan acceder a través de su móvil y compartir en ella fotografías, vídeos o textos que de manera simultánea se proyectarán en una pared del museo. Desde la proyección (que se instalará en un no-lugar para activarlo y/o resignificarlo) lanzaré diariamente una pregunta. Estas preguntas ahondarán en el terreno de lo íntimo del público y desde ahí el público deberá dar una respuesta. Son sus respuestas (las fotografías, los vídeos, las palabras compartidas) las que activan la obra, las que le hacen ser.   

Un intersticio es el espacio que existe entre dos cuerpos, o entre dos partes de un mismo cuerpo. La pantalla toma entonces el nombre de “Intersticios” porque se construye a partir de las respuestas, los espacios, las distancias que existen entre el museo y el espectador.

Me gustaría también generar debates, reflexiones, charlas, encuentros fuera y dentro del museo. Crear una obra que reflexiona y se activa de manera colectiva, que subraya intereses colectivos. Este es el rumbo que voy a tomar. Ya veremos qué pasa.

Fecha de publicación:
27 de Noviembre de 2017
Imagen
Clara Harguindey

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