Durante el siglo XV la pintura sobre tabla alcanzó en los Países Bajos su primer florecimiento y a la vez su más alto grado de perfección. Las pinturas de los llamados maestros antiguos -Jan van Eyck, Rogier van der Weyden, Hugo van der Goes o Hans Memling–, obras realistas y de intenso colorido, se cuentan sin disputa entre los cúlmenes de la historia del arte europeo, y fueron altamente estimados ya por sus contemporáneos en la Europa meridional. El impresionante desarrollo de la pintura sobre tabla en los Países Bajos discurre casi simultáneamente al vertiginoso desarrollo artístico del temprano renacimiento toscano: sólo unos pocos años separan el Altar de Gante que Van Eyck finalizara en 1432 de los innovadores frescos de Masaccio en la florentina Capilla Brancacci.

Con todo, los logros pioneros de Masaccio no se pueden comparar sin más con los frescos de Masolino, firmemente arraigados en la tradición; en último término hay que juzgarlos sobre el fondo de una tradición de pintura sobre tabla y al fresco que en el caso de Italia es relativamente rica y se remonta a Giotto. En los Países Bajos esa tradición falta en gran medida; a duras penas se alcanza a ver allí algún precedente de la temprana pintura sobre tabla. Únicamente las iluminaciones de libros y los tapices franco-flamencos del tardío siglo XIV –dos géneros artísticos predilectos sobre todo de los círculos cortesanos- permiten poner en claro que el florecimiento de la antigua pintura sobre tabla no carece de los necesarios antecedentes en los Países Bajos. 

Arlequín con espejo. Pablo (Pablo Ruiz Picasso) Picasso

Autoría: Till-Holger Borchet

Tema: Historia del arte

Fecha: 8 de febrero de 2017

Idioma: Español

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