Hay cosas a las que hay que darles tiempo, soñarlas y dejar que sucedan. Así nos ha pasado con Tejiendo redes, contando cuadros, nuestra nueva novela gráfica.

Hay cosas a las que hay que darles tiempo, soñarlas y dejar que sucedan. Así nos ha pasado con Tejiendo redes, contando cuadros. Una  novela gráfica en la que se unen muchos hilos y se tejen muchas historias. Historias que  forman una red de nudos con nombres de personas, de entidades, de instituciones, de un  artista  y del Área de Educación del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, que tiene la voluntad de conectarlos a todos en un museo que reúne un tesoro artístico cuya función debería ser recordarle a las personas y a la comunidad su propio sentido, su propia humanidad y la necesidad de que no falte nadie, de que nadie se quede fuera, porque humanidad incluye todo lo humano: lo igual y lo diferente y es lo que nos convierte en un paisaje tan intenso y hermoso.  

Y creo sinceramente que es lo que hemos conseguido a través de la mirada , la poética y la gráfica de Aitor Saraiba Recio, que llegó a un espacio de encuentro de muchas personas, más de las que él se esperaba, que venían de diferentes entidades que colaboran con el Área de Educación; De PAIDEIA, que trabaja en la protección del menor y en el apoyo a la población migrante, de GRANDES AMIGOS, que desarrolla una red de voluntariado con población mayor en soledad no deseada, de AMEB, la Asociación Madrileña de Espina Bífida, del Centro de Día Latina, que atiende, a través de GRUPO5 y la Comunidad de Madrid, a personas con diagnosis de enfermedad mental, de la Fundación Secretariado Gitano  que  centra su labor en la promoción integral de la población gitana. En este grupo también hay también voluntarios, gente del museo, de Fundación Iberdrola que nos apoya en el proyecto y de GRUPO AMÁS y AMÁS FÁCIL que  trabaja por los derechos y la plena ciudadanía de las personas con discapacidad intelectual y son expertos en accesibilidad cognitiva y lectura fácil.

Pero por encima de todo esto, este es un proyecto de personas , hecho con personas para otras personas. Porque eso mismo es lo quieren y lo que son los artistas que pintaron los cuadros para que volviéramos a darles vida cada vez que los contemplamos, los sentimos y los pensamos. Para enamorarnos de alguno de ellos  porque nos vemos en ellos como en un espejo. Porque al final nuestro espejo son los otros y por eso, si queremos conocernos como personas y como sociedad todos somos necesarios.

Y para que estemos todos, es necesario que  podamos participar, que  podamos entender las cosas al leerlas o cuando nos las leen y esa es la función  de la lectura fácil en la que trabaja todo ese grupo que se encontró Aitor en este proyecto de nuestro Área de Educación. Un grupo que trabaja no en la creación de materiales específicos para personas con dificultades lectoras sino en el creación de materiales que puedan ser atractivos para todos, incluidas las personas con dificultades de comprensión lectora. Y por eso era necesario un artista como Aitor Saraiba que reúne todos los requisitos para un proyecto como este, que son muchos y difíciles de encontrar reunidos. Un artista al que le gusten las personas y sus biografías, que sepa de novela gráfica, que sea capaz de hacer algo tan complicado como hacer sencillo lo complejo sin que pierda poesía y, que pueda en una frase y un dibujo, narrar  toda una vida y  el porqué una persona elige un cuadro concreto como espejo de su narrativa.

Este grupo formado por más de veinticinco personas que nos hemos reunido cada quince días en el museo ha ido tejiendo lazos de afecto mientras visitaba el museo, elegía los cuadros, hacía los ejercicios de dibujo que proponíamos y compartíamos nuestras historias y meriendas de media tarde con roscón, bizcocho casero o lo que lo que cada participante trajera para compartir. Así que cuando todo cerró y nos quedamos en casa por el coronavirus, quisimos seguir por las redes sociales  porque aunque no pudiéramos compartir dulces queríamos seguir compartiendo afectos y trabajo.

Ha sido bonito darnos los buenos días , saber de los otros, cuidarnos y animarnos mutuamente mientras Aitor compartía las historias y dibujos que forman parte del libro  y que hablan de los cuadros del museo y de nuestras vidas. Historias que hablan del silencio, de la aventura de vivir, de los seres queridos que ya no están, de la búsqueda de la perfección, de nuestro pueblo de origen, de cuidar y dar amor, de enamorarse,de ser de otro lugar y llevar el hogar contigo, de seguir luchando y aguantando los embates de la vida, de parar y descansar de sentir el poder de ser una misma, de nuestros animales, recuerdos de infancia, de justicia social  y de deseos de futuro... historias que hablan de los cuadros del museo y de las persona que los vemos y los amamos porque nos vemos en ellos.

Y ahora que casi tenemos el libro en nuestras manos somos conscientes que los dibujos y textos de Aitor son también nuestros, porque hablan de nosotros y que este libro es un pequeño museo que nos reúne a todos y una obra de arte que puede llevar el museo a mucha gente para que convierta nuestras historias en las suyas. Así funciona el arte... sumando.

Fecha de publicación:
30 de Mayo de 2020
Imagen
Alberto Gamoneda

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