Hacer conscientes a los mayores de la riqueza que atesora la vidade cada uno, fue uno de los primeros objetivos que nos marcamos en la visita al museo.

Soy educadora social y creo en la necesidad de equipos interdisciplinares que nos ayuden a crecer como personas para llegar a un cambio social. Continuamente buscamos recursos y creamos redes para trabajar conjuntamente en vías de este desarrollo comunitario. Trabajando con personas mayores, aprendo día a día a acercarme a ellos, entender mejor sus vidas, sus realidades y descubrir sus intereses.

El conocimiento del patrimonio cultural de la ciudad, siempre ha sido y es de interés de los mayores y recogido dentro de estas acciones de Animación sociocultural. Es por lo que nos acercamos al museo Thyssen, una de las mejores pinacotecas del mundo. Por acudir con una población especial nos pusimos en contacto con el Área de Educación del museo, para gestionar una visita. Para la organización de la misma el educador del museo quiso conocer las características de la población con la que íbamos a acudir al museo, y por primera vez, nos preguntaron, por los objetivos que buscábamos en esta actividad. En este mismo momento sentimos que no iba a ser una visita más. Íbamos a ir más allá de la contemplación de las obras, teníamos la oportunidad de trabajar en una metodología conjunta, íbamos a trabajar intereses individuales y adaptados al interés propio de cada persona. Nos habían ofrecido hacer un “traje a medida”. A partir de este momento con el equipo multidisciplinar compuesto por Psicólogo, Terapeuta Ocupacional, licenciada en Bellas Artes, y yo misma, unificamos criterios y comenzamos a perfilar los objetivos necesarios para cada una de las visitas.

Hacer conscientes a los mayores de la riqueza que atesora la vida de cada uno, fue uno de los primeros objetivos. Con el educador buscamos las obras que mejor se adecuaran al trabajo para la consecución de estos objetivos. Alberto, educador de museo, pasó a ser un miembro más del equipo multidisciplinar convirtiéndose en mediador activo para la población de mayores. El estar frente a los cuadros ya no fue la contemplación anteriormente citada. Ahora íbamos de la mano, para comenzar un viaje en la memoria de los mayores. Facilitando la expresión de sus historias, creando un clima cercano, cálido, teníamos la posibilidad de viajar por nuestra memoria, trabajando las reminiscencias que las obras que se mostraban delante de nosotros. El arte abstracto, ante el que la contemplación de los mayores dejaba mucho que desear se convirtió en una puerta abierta a temas tabúes, facilitando la expresión de miedos y duelos de guardados en lo más profundo de cada uno. La obra de Mark Rothko, Sin título (Verde sobre morado), de 1961, nos sorprendió cuando con el educador, trabajamos las perdidas. Tocando la emoción más íntima de los participantes. Los grupos siempre han sido heterogéneos, cada uno de sus miembros tiene unas necesidades especiales, un nivel cultural diferente, y diferentes capacidades. Todos los participantes en las visitas teníamos un fin común: “Crecer juntos”, en este momento la heterogeneidad del grupo es un valor en sí mismo que nos enriquece como grupo, eliminando las desigualdades cognitivas, sociales, emocionales, culturales. Las visitas se complementan realizando un taller, donde se trabajan diferentes técnicas artísticas, en esta primera ocasión realizamos autorretratos, y con este trabajo nos hicimos conscientes de que cada uno de nosotros somos una obra de arte, y como tales debemos cuidarnos. Si hay una forma de trabajar la plena inclusión y la adaptabilidad de un museo, no dudo que la metodología utilizada por el Área de Educación del museo, es la más adecuada.

Fecha de publicación:
6 de Febrero de 2019
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Charo Arroyo Arroyo
Información sobre el autor:
Educadora social nº 76512, miembro de la Comisión Aprendizaje a lo largo de la vida e intergeneracional del Colegio de Educadores Sociales de Madrid. Miembro del equipo de formación " Laboratorio de Ideas para ser feliz" en colaboración con la CAM, Coordinadora del Proyecto de Dinamización de los Centros de Mayores, del Distrito Centro, Ayuntamiento de Madrid. (1989/ 2014) Técnico de la Asociación de Voluntarios de la Caixa, Delegación de Madrid, gestionado por Hartford SL

Comentarios

Norberto Ojeda Zamora
Norberto Ojeda Zamora

En mi experiencia como profesor de idiomas que utilizo el arte como vehículo para desarrollar la competencia comunicativa del alumnado, he experimentado que las obras de arte son un continuo flujo de imaginación y creatividad. Contemplar el cuadro nos lleva a explorar aspectos de nuestra vida, de nuestro pasado, del lugar en el que vivimos o nos gustaría vivir, de aquellas cosas que nos gustan y que no, pero sobre todo nos abre una puerta a descubrir y vivir nuestras emociones en otra dimensión.
Por todo esto, coincido mucho con lo que comenta Charo Arroyo Arroyo en este blog: el arte nos hace conscientes de los tesoros que tiene la vida porque, sencillamente, hablan de eso: de la vida.

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Alberto Gamoneda
Alberto Gamoneda
Estimado Norberto: Es un placer ver que tu experiencia coincide con la nuestra, no sólo con los mayores sino con cualquier grupo de población. El arte como espacio simbólico es básico en la construccion de la realidad humana y constituye un espacio de dialogo proyectivo donde espectador, obra y artista generan una experiencia que, en función del plano de lectura, es siempre fuente de aprendizajes y reflexiones. Como docente en idiomas me gustaría invitarte a que mirases, si no lo conoces, el laboratorio "alfabetos" que reune las experiencias en ensañanza del español a través del arte. Un saludo y gracias por tu comentario.
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