Emergencia

Durante años los museos y centros de arte y, más concretamente sus departamentos de educación se han hecho una serie de preguntas que, en muchos casos, se han repetido de forma constante o han vuelto de forma cíclica. Cuestiones como nuestra propia identidad educativa, nuestra relación con otros agentes educativos o sociales, nuestro lugar respecto al público, la democratización del conocimiento, la mercantilización de la acción educativa, la formación y el perfil de los educadores, su lugar dentro de las instituciones y también su precarización creciente, han sido entre otros, temas que siempre han estado presentes en los espacios en el que se ha reflexionado sobre la función educativa de los museos y centros de arte. Se trata de cuestiones importantes, que afectan tanto a los profesionales de la educación como a sus instituciones y, naturalmente a las personas que participan de sus propuestas educativas. Asuntos significativos pero que no alcanzan la gravedad, la urgencia, de ciertas cuestiones que pensamos que están y lo van a hacer más profundamente, afectando las institucionalidades y a la sociedad en su sentido más amplio. 

Ese algo que todo lo cambia es la situación de crisis, de emergencia que vivimos. Una situación de emergencia que no puede esperar, que no puede quedarse en cola esperando que se solucionen otros problemas. Un imperioso estado de emergencia que lo cambia todo. 

El clima, los conflictos sociales, políticos, económicos, migratorios, hacen que nuestra sociedad viva en un momento de cambio, de transformación. Por eso, la primera pregunta que nos hacemos es si las instituciones culturales están siendo conscientes de este momento y, si así es, si están tomando medidas para afrontar los tiempos de desplazamientos en los que vivimos.

De esta pregunta, derivaron la mayor parte de las otras que nos hicimos en el primer encuentro que tuvimos en el mes de octubre, el grupo de trabajo de este encuentro: ¿Tienen los museos y centros de arte herramientas para proponer alternativas a los conflictos actuales?  ¿Cómo responden las instituciones culturales a la situación de emergencia que afecta nuestras sociedades?  ¿Es la educación una buena herramienta para que estos lugares se enfrenten a las situaciones actuales? ¿Qué se puede hacer para reeducar las institucionalidades a este respecto? ¿Estos museos se constituyen como agentes significativos en la sociedad o son meros espectadores o reflejo de la situación de emergencia?  ¿Cuál es el papel de los museos en la sociedad actual? ¿Cuál es el papel de su función educativa en esta situación de emergencia?  ¿Está el arte y la educación aún a tiempo para generar una respuesta a esta situación?

Estas y otras muchas preguntas surgieron en este primer encuentro. Preguntas y algunas certezas, la más clara es que este encuentro tenía que tener como palabra central, como concepto, la palabra emergencia. EMERGENCIA entendida como urgencia [ver diferencia entre crisis y emergencia], como el momento en el que viven las sociedades de las que forman parte estas instituciones, pero también EMERGENCIA como surgimiento de nuevas sensibilidades, de un nuevo entendimiento de estas instituciones y su papel educativo en una sociedad en crisis. En definitiva, EMERGENCIA, no solamente como alerta ante un peligro o muchos, sino como situación que nos impele a nuevas posibilidades, a nuevos caminos.